Experiencias de conservación de agua: un problema que les llevo a convertirse en referentes de un modelo

Experiencias de conservación de agua: un problema que les llevo a convertirse en referentes de un modelo

Foto CRS. Vista de un Quesungual, un sistema agroforestal con árboles dispersos. Aldea San Lorenzo, en la municipalidad de Candelaria, Lempira, Honduras.

-Escrito por Jorge Luis Quintanilla, Caritas Diócesis de Santa Ana El Salvador-

Hemos realizado un viaje a Honduras y hemos visitado dos zonas que lograron importantes cambios en su entorno o, mejor dicho, cambios en su forma de vivir y convivir. Una de estas zonas fue Lempira, municipio de Candelaria, en el Corredor Seco centroamericano. Allí pudimos hablar con agricultores, el alcalde, presidentes de juntas de agua, profesores, representantes de ONG y familias. Todos nos expresaron un mismo sentir: su esfuerzo va dirigido a proteger su agua.

De donde surge este ímpetu para definirlo como eje, nos lo cuenta don David Laínez, un agricultor que ha visto y vivido los cambios en Candelaria. Nos cuenta que el municipio estaba al borde de convertirse en un municipio desértico y estéril, un municipio que no podría sostener a las familias que vivían en él.  Don David afirma que desde que tomaron todos, “y digo todos”, la decisión de dejar de quemar y deforestar; fueron evidenciándose los cambios en las fuentes de agua y los ríos. Él asegura que ahora los jóvenes ya no tienen que migrar, porque la tierra ya da para producir y vivir de ella.

También el profesor, José María Argueta, representante del Instituto Técnico Comunitario (ITC), nos contaba su experiencia en el mismo sentido. El profesor recordaba que ellos decidieron cambiar el modelo educativo y formar a los jóvenes desde los ITC para prepararlos a los retos del campo.

El profesor nos brinda también un detalle importante. Piensa que fue necesario pasar por una etapa de crisis para crear conciencia, cree que las familias tuvieron que ver sus cultivos secos, los ríos sin agua, para entender que vivían en una crisis ambiental “que habíamos fomentado por nuestra manera de vivir”.

Cuando visitamos COCEPRADIL, Wilfredo y Leonel Amaya nos contaron cómo surgió esta institución, desde las bases de juntas de agua que estaban urgidas por realizar un cambio. Hoy son 200 juntas de agua, que definen en sus territorios -junto con las familias agrícolas y acompañados por los ITC, gobiernos locales y ministerios del gobierno- los cambios centrales para evitar que se regrese a esa realidad que los marco, la escasez del agua.

Finalmente, quiero exponer algunos aspectos claves que destacó el equipo que realizó la visita como conclusión y que podrían servir de guía para ayudar a generar estos cambios, cambios para los que Lempira se ha vuelto un semillero.

.- La incidencia debe comenzar en lo local. Es la población local la que es capaz de generar y empujar estos cambios por conciencia propia. Lo escuchamos muchas veces de boca de agricultores, técnicos y otros actores, que señalaban que necesitaron vivir la escasez para decidir realizar un cambio.

.- Que las obras arrastran. Los agricultores cambiaron su forma de realizar la agricultura al ver y demostrarse que con una agricultura conservacionista producían más, gastaban menos y ayudaban a aumentar la disponibilidad de agua.

.- Organizarse en torno a qué. Tener un problema en común, pero principalmente tener una esperanza de cambiar su realidad impulsó estos cambios.

.- Acción local con mirada integral. Los cambios comenzaron en pequeños núcleos (campesinos, centros escolares, juntas de agua, concejales, etc.). Cada uno comenzó desde sus realidades a cambiar y, en poco tiempo, habían conformado un tejido que fue capaz de cambiar todo su entorno e irradiar cambios hacia los demás territorios, a nivel nacional e internacional.

.- El tiempo. Conocimos lo que es un proceso. En él han intervenido diferentes actores, que incluso ya no están presentes, pero que su espíritu y su ánimo aún siguen empujando el avance.

En definitiva, estos procesos deben ser proporcionales a las capacidades de respuesta; ni tan cortos que generen letargos, ni tan largos que causen frustraciones. El mejor termómetro serán las mismas personas, que irán diseñando, adaptándose y retándose de acuerdo a lo que quieren lograr al nivel de la alimentación, el agua, lo económico, lo ambiental, cultural, social, político o espiritual.

Gracias, amigos de Candelaria, por ayudarnos a entender un poco mejor los paradigmas del cambio, desde el aula de la vida.

Cierro este post compartiendo una cita de Paulo Coelho :

“Las personas cambian cuando se dan cuenta del potencial que tienen para cambiar las cosas”.